viernes, 14 de marzo de 2014

La sirena y el Marinero


Había una vez una mujer... noche tras noche miraba la luna desde las rocas... amaba el mar... la libertad de poder surcar el horizonte con una simple mirada, la sensación de poder correr sobre las olas tan solo con pensarlo... andaba siempre con un bloc de notas en blanco y se sentaba sobre el arrecife a escribirle cartas al mar, las lanzaba luego dentro de una botella... el mar la comprendía, el mar era suyo al fin y al cabo... pues ella vertía sus lagrimas ahí y lo hacia un poco mas salado. 




Se sentaba sobre las rocas y la brisa le golpeaba la cara con el aroma de su perfume, ese perfume a piel que no había olido nunca pero que había sentido tantas veces....esa silueta del que aún no tiene rostro ni nombre... la sombra que la hacia sentir l la añoranza de lo que no conocía...como se puede echar de menos algo a quien ni siquiera conoces pensaba ella...
Y así pasaban las lunas... una noche mientras escribía el viento hizo volar sus papeles escritos, sus cartas marinas... y en el intento de agarrarlas resbalo... perdió los zapatos en su caída... y toco el fondo del mar donde se quedo dormida al no poder respirar... El mar... que tantas veces la había visto sentada en el arrecife, el mar que la conocía porque había leído todas sus cartas...fue entonces cuando se apiado de ella y como pudo le salvo la vida... dándole el gozo de poder disfrutar de ese mar al que ella tanto le escribía.... el beso de una ola le devolvió el aliento, la arrojo con delicadeza sobre la misma roca de donde se había caído y la dejo ahí... siendo mitad mujer... mitad pez... fue así.... como la sirena de este cuento se hizo sirena.





Nadaba desnuda y libre... y cada noche volvía a la misma roca, con la misma sensación de nostalgia... con la misma sensación de añorar lo que no conocía... sabía que no era el mar.. y que no era la tierra... un día mientras nadaba vio como la luna iluminaba con su luz la proa de un barco... y vio un marinero que cansado de danzar sobre la madera dejaba caer su mirada al mar, con la misma mirada perdida que ella ponía cuando añoraba... se acercó cuanto pudo y le tembló el corazón... ese era el perfume de piel morena que había sentido tantas veces, esa era la olor... esos ojos eran los que ella había dibujado entre letras... el marinero giro la cabeza como si supiera que alguien lo estaba mirando... y la vio... la vio desnuda sobre las olas, y sintió estremecerse al mirarla, al sintió ver en su boca el cuarto de una luna que sonrie picara...y se lanzó al mar...



 La sirena lo cogió de la mano y le enseño su mundo, su mar azul, los corales y las flores que crecen bajo las rocas...y así noche tras noche.. la sirena lo esperaba junto a la roca y el marinero se lanzaba al agua... y así iba ella esperándolo cada noche porque sabía que no podía tenerlo siempre, porque los marineros se ahogan bajo el mar y las sirenas no pueden permanecer siempre en tierra... pero su mitad mujer, su mitad imperfecta...seguía añorando lo que ya conocía... y deseaba mas que nunca despojarse de aquella bella cola y el marinero de aquellas piernas, el deseaba su cola, ella sus piernas.
El marinero... cada vez aguantaba mas bajo el agua poniendo el corazón al limite al sumergirlo... el tenia miedo de ahogarse... ella tenía miedo de ahogarlo... demasiado complicado...demasiado arriesgado...



   El mar, la luna y el viento hablaron de noche.... el mar apiadado, la luna enternecida y el viento enamorado de las palabras de amor que se decían... decidieron desordenar todas las cartas que la sirena escribio y formar con las letras sueltas un mensaje.... en el encuentro de los amantes llego la botella, una ola era la mensajera, el viento se puso a favor del mar y la luna, la luna brillo con mas intensidad que nunca, hasta el sol emocionado se fundió con la luna en un eclipse... el marinero cogio la botella, la sirena leyo el mensaje.... siempre os quedara esta roca... y la orilla del mar... donde tu marinero tendras los pies en la tierra y tu... sirena la cola en el agua...y así cada noche... cada día si cabe... la sirena esperaba en la roca y el marinero acudia a sus brazos...ella tuvo que caerse del arrecife...el tuvo que mirar la luna desde la proa... tenian que conocerse... y es por eso y solo por eso por lo que las otras sirenas cantan a todos los marineros. 


1 comentario:

  1. Por Mas Imposible Qe Sea Tenerte Siempre A Pesar De Todo Estaremos Juntos *_* Nii La Mínima Distancia Impedirá Tenerte

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