Divindel era un prospero reino, gobernado
por un rey a quien todo el pueblo amaba por su bondad e interés para que
su pueblo viviera en las mejores condiciones de justicia. Parecería que
su vida era perfecta pero había un problema en su vida, bueno, de hecho
eran dos: Sus hijos.
Ginna, la hija mayor, era una joven demasiado vanidosa, todos los
trataba de hacer estallar su autoestima elogiándose en el espejo por
horas; si su padre contrataba a alguien más joven que ella, la hacia
despedir inmediatamente. No necesitaba ningún recordatorio de su deseo
de juventud eterna.
Marco, el segundo hijo, no podía ocultar su deseo por el poder, su
mayor deseo era que su padre muriera en poco tiempo, que su hermana no
congeniara con ningún príncipe para que no se casara y por ende no
pudiera adjudicarse la corona. Había momentos oscuros en los que deseaba
aniquilarlos a los dos de una vez y que el reino pasara a ser suyo por
completo.
Cierto día un ángel disfrazado de mendigo vio la actitud que tenían
los jóvenes hacia su padre, que tenia un corazón bondadoso , era una
injusticia. Tras mucho pensarlo decidió que era momento de que Ginna y
Marco pusieran los pies en la tierra y sacaran lo todo lo bueno que
sabia que tenían, decidió ponerlos a prueba: Logró que el rey pareciera
enfermo y les dijo a los jóvenes que solo ellos podían salvarlo. La
noticia tocó el corazón de ambos y el ángel les encomendó a cada uno una
misión.
Marco fue de camino a la playa, su misión consistía en conseguir un
alga marina con poderes curativos, todo iba bien hasta que a lo lejos
divisó un objeto con tres puntas: Era un tridente. , conocía las
leyendas, los tridentes daban poder absoluto a quien lo encontrara. En
seguida se olvidó de la misión que el ángel le había encomendado, se
olvidó de su padre enfermo y fue directo al tridente, cuando llegó se
llevó la desilusión de su vida, no era un tridente, sino un trozo de
madera con picos, en un gesto de frustración dio una patada en el suelo y
resbaló sobre las piedras. No pudo siquiera reaccionar, una ola lo
cubrió por completo y fue lo ultimo que se supo de el.
Ginna, por otro lado, tenia la misión de encontrar una flor amarilla
del bosque, que según el ángel también podría curar a su padre. Caminó
varios días sin perder su objetivo: Salvar a su padre, pero al tercer
día su prueba llegó: A lo lejos divisó un gran espejo en el que se
reflejaba una pequeña pero asombrosa fuente, en ella corría un liquido
del color del oro; en seguida lo supo: Era la fuente de la eterna
juventud. Trató en vano de ignorarla, su vanidad pudo más que el amor a
su padre y se acercó al espejo, al momento de tocarlo quedó inmóvil de
inmediato. Estaba claro que la promesa de juventud eterna se había
cumplido ya que quedó convertida en piedra al instante, conservando su
belleza y edad por toda la eternidad.
El ángel, muy triste por los destinos de Marcos y Ginna le dio la
noticia a su padre, quien en su profunda desgracia ofreció un funeral al
que nadie asistió… Meses después llegó una buena noticia: La reina
esperaba un bebe…
No hay comentarios:
Publicar un comentario