Esta
es la historia de Valentina, una niña que tuvo una vida con muchos
altos y bajos. Cuando nació, fue todo tan rápido, que su mamá la tuvo en
la casa, no tuvieron tiempo de nada. Era una hermosa niña rubia con
ojos claros.
A
medida que crecía, su vida transcurría como la de cualquier niña, hasta
que un día se convirtió en una hermosa joven. Su madre nunca hablaba
con ella.
Valentina fue al colegio y cuando terminó, comenzó a trabajar. Los primeros tiempos fueron duros, pues nadie le había enseñado nada, pero luego Valentina aprendió que la vida misma te va enseñando las cosas.
Con el tiempo, conoció el amor. A pesar de ello, nunca fue del todo feliz. Sin embargo, Valentina tenía muchos amigos, pues era una persona buena y transparente.
Valentina fue al colegio y cuando terminó, comenzó a trabajar. Los primeros tiempos fueron duros, pues nadie le había enseñado nada, pero luego Valentina aprendió que la vida misma te va enseñando las cosas.
Con el tiempo, conoció el amor. A pesar de ello, nunca fue del todo feliz. Sin embargo, Valentina tenía muchos amigos, pues era una persona buena y transparente.
Conoció
muchos trabajos, padeció algunas enfermedades, tuvo algunos novios y
muchos amigos. Comenzó a pensar que en la vida, no todo es felicidad,
que la misma se construye de a poco. Valentina pensaba que hay quienes
la logran por un tiempo, algunos no la conocen jamás, pero aun así creía
que la vida era maravillosa.
Valentina
encontró su gran amor y con él formó una familia. De todas maneras, las
cosas no fueron fáciles para ella. Más de una vez se preguntaba ¿por
qué a mi?
Siendo
ya una hermosa mujer, Valentina tuvo una preciosa hija, inteligente y
en ese momento confirmó que la vida realmente tenía sentido. Se prometió
no cometer los errores que habían cometido con ella, por eso hablaba de
todo con su pequeña.
Le enseñó a su hija que la vida tiene momentos buenos y momentos malos, que no hay nada perfecto.
Un
triste día su esposo partió del hogar y Valentina quedó sola con su
hija. No fue fácil, pero como ya tenía experiencia en abandonos, hizo
todo lo que estuvo a su alcance para que su hija sufriera lo menos
posible.
La vida seguía sin ser fácil para Valentina, esa niña de ojos tristes, que hoy era una mujer, pero no se daría por vencida.
La vida seguía sin ser fácil para Valentina, esa niña de ojos tristes, que hoy era una mujer, pero no se daría por vencida.
Valentina
sabía luchar como una leona. Trataría por todos los medios de que su
hija no sufriera, o al menos sufriera lo menos posible.
Sabía que la vida era lucha y que debía seguir luchando. Nadie sabe lo que nos está esperando, pero Valentina no perdía la fe y creía que tanto ella como su pequeña serían felices con lo que les tocase vivir.
Sabía que la vida era lucha y que debía seguir luchando. Nadie sabe lo que nos está esperando, pero Valentina no perdía la fe y creía que tanto ella como su pequeña serían felices con lo que les tocase vivir.
Escritora Argentina
Patricia Mabel Area
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