Las hadas de las
flores son creadoras y creativas, tienen algo de alquimistas del alma y
les fascina la belleza que envuelve todo en la naturaleza. Es así que
elaboran esencias aromáticas
en sus alambiques mágicos, y luego las esparcen por el mundo. Las hadas
de las flores son pequeñas, a veces se las confunde con mariposas. Se
relacionan principalmente con la juventud eterna.
El mundo de las
flores está directamente relacionado con la vibración etérea de las
hadas en ese espacio energético sutil que llamamos luz y penetra
nuestros sentidos a través del aroma y el color. Por ello es seguro que
habrá hadas en jardines con romero y eneldo.
Las hadas viven y
duermen, se visten y actúan según la flor que han elegido y crecen según
ésta crece. Son tanto sus jardineras como su espíritu y se encargan de
dar agua, luz, cuidar de sus pétalos, hojas y tallos, manteniéndolas
sanas y fuertes. Cada flor tiene una canción especial que el hada canta
para mantener viva y fuerte a su flor. Es parte de las vibraciones
amorosas que animan a la planta a crecer.
Se dice que para
ver a las hadas se debe comer en primavera un manojo de prímulas, que
son flores que hacen visible lo invisible. Es posible incluso que se
pueda hallar el camino de las hadas y hallar los tesoros que ellas
guardan.
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