PEDRO EL DUENDE AZUL
Cuentan las leyendas que había una vez un duende al que llamaban Pedro. Nadie sabía de dónde venía y nadie lo había visto nunca, pero todos sabían que era de color azul.
Dice mi padre que el azul es el color de la felicidad y la alegría, yo no lo sé, soy feliz y me gustan todos los colores, el azul también.
Pedro era un duende muy juguetón, de hecho era un duende niño, había sido condenado por las hadas ha ser eternamente niño.
Pedro cuando era un niño como nosotros, era muy malo, nunca sonreía, siempre les estaba pegando e insultando a otros niños, no estudiaba y no les hacía caso a los profesores, ni a sus papás…siempre estaba castigado, pero aún castigado daba miedo.
Cuando creció y fue un hombre grande muy grande, era todavía más malo.
Les reñía a los niños cuando los veía jugar, les cogía los dulces
y se los guardaba en los bolsillos de sus pantalones que eran enormes, rotos y sucios.
A su paso todo se volvía oscuro, se levantaba un viento frío y los árboles temblaban de miedo.
Los niños corrían a esconderse, para que no les robara sus juegos. Las personas mayores se guardaban de verle a los ojos porque les quitaba la alegría y no volvían a reírse nunca ni a ser felices…
Pedro daba mucho miedo, nadie sabía donde vivía, aparecía entre las sombras y entre la oscuridad y entre ellas desaparecía.
Se cree que tenía un castillo en lo alto de la montaña, pero nadie se atrevía a subir.
Siempre había mucha niebla y se escuchaba el ulular del viento, y graznar de las aves o algo que se les pareciera; nadie sabía a ciencia cierta que habitaba tras la niebla.
Poco a poco la situación iba haciéndose insostenible, y Pedro se apoderaba de los juegos de los niños, de su alegría y espíritu.
El pueblo se estaba convirtiendo en un lugar muy triste.
Ante tal situación los ancianos del pueblo, que son los que más saben, decidieron pedir ayuda a las hadas y contarles lo que estaba ocurriendo
que el pueblo perdía la alegría y el espíritu de juego de los niños.
Entonces las hadas al enterarse, y comprobar lo que estaba ocurriendo, tomaron la decisión de castigar a Pedro por ser tan malo. Y con sus varitas mágicas, pues necesitaron más de una, hicieron un conjuro que decía así:
Pedro, has sido muy malo, has quitado la alegría a los niños, y les has robado sus juegos. Te condenamos a convertirte en un duende niño por los siglos de los siglos.
Vagarás en cada corazón y en cada espíritu de niño y no lo abandonarás nunca.
Volarás con el viento repartiendo alegrías, te mecerás en las copas de los árboles cantando con los pájaros
pintarás arco iris en el azul del cielo
Y ese será tu color, el color del universo, el color de la felicidad. Allá donde un niño esté triste
tú lo harás sonreír
Allá donde un niño no tenga con quién jugar, tú jugarás con él…
Allá donde un niño esté enfermo
O tenga miedo, tú velarás sus sueños.
Vuela Pedro…vuela…por el poder de las hadas, por la magia de nuestras varas
vuela Pedro…vuela…a partir de ahora eres un duende…sssssssssssschhhhhhhhhhhhhh…
Y desde entonces en cada niño habita un duende, en cada persona vive una magia muy especial, unos la mantienen a través de los años, otros la pierden. Unos siguen siendo niños y descubriendo cada día la vida, la capacidad de soñar, de jugar
de pisar los charcos cuando están sonriendo, de abrazarse a la tierra, de darle un beso a un árbol porque te hizo cosquillas con una mano,de pintarse la cara color de arco iris y ser una cometa que lleva el viento haciéndole caricias a las nubes de cantar con los pájaros canciones azules melodías de juegos que nacen en los aromas de las flores silvestres de correr por el campo gritando muy fuerte cogidos de la mano de Pedro…
Pedro nos acompaña todos los días, es muy rápido, dice mi padre que como un rayo,
nunca vi un rayo, pero yo veo a Pedro, mi padre no lo sabe, y Pedro y yo nos reímos, es nuestro secreto. Pedro me cuenta historias, tiene la voz muy, muy aguda, es azul y es muy simpático, siempre le hacemos bromas a mi padre…jajaja…cómo nos reímos…le movemos las columnas y las puertas para que se choque con ellas, y no le avisamos, también le movemos los charcos…jajaja…pero después le contamos cuentos y cantamos canciones. Mi padre también se ríe mucho. Él no lo sabe, pero yo sé que él es Pedro, es mi duende favorito, es un niño mayor, a veces está un poco loco, pero Pedro es así, los duendes siempre son un poco locos. Dice mi padre que tengo que cuidar muy bien a Pedro para que no me abandone nunca, yo siempre comparto todo con Pedro, le doy galletas, algun dulcele dejo mis peluches mis pinturas yo le quiero mucho, a veces me enfada, me hace cosquillas en un oreja, luego me despeina, mueve el viento muy fuerte, se me mete en un bolsillo, es un poco travieso, pero él me quiere mucho. Siempre vamos juntos para cama, él a veces no quiere ir, y yo le tengo que reñir, porque por las mañanas no hay quien lo levante para ir al colegio. Siempre va conmigo. Sí…ya voy Pedro…vale, ahora jugamos…
Bueno los tengo que dejar Pedro me llama.
Ésta es la leyenda de Pedro el duende y la magia de ser niño. Mientras existan duendes como Pedro, la vida seguirá escribiéndose con colores…
Voy…Pedro…
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