miércoles, 18 de febrero de 2015

Halloween

Hace aproximadamente 2.500 años, el pueblo galo era el más rico y numeroso de los pueblos celtas. Su repercusión era tal, que griegos y romanos llamaban a los celtas,  galos. En esa época, el año galo terminaba a finales de verano (lo que actualmente es el 31 de octubre). Ese día se devolvía el rebaño de los prados a los establos y se agradecía al sol la cosecha que les había proporcionado, ya que era una ayuda para combatir las tinieblas y el frío venideros.

Además, los galos pensaban que ese último día del año los espíritus podían visitarles brevemente, mientras que el Dios de la muerte estaba ocupado intentando reunir a las almas de los que habían muerto durante ese año, para revelarles su suerte.





 El paso del 31 de octubre al 1 de noviembre es el comienzo del Samhain y durante esa primera noche del nuevo año, los celtas realizaban una ceremonia para asegurarse un excelente año venidero lleno de bienes, mediante ofrendas y rituales.

Estamos ante una de las fiestas más importante de las fiestas celtas: el Samhain. Esa noche, la carne de cerdo tradicional era reemplazada por dos toros blancos atados por los cuernos y sacrificados tras la cosecha del muérdago. En el festín participaba todo el pueblo. El toro lo acompañaban de cerveza, hidromiel, vino,... La fiesta no se limitaba a esa noche, sino que duraba entre una semana  y quince días. En ella, los celtas se disfrazaban con trajes terroríficos, para asustar a los malos espíritus.


No hay comentarios:

Publicar un comentario