Había una vez una dama triste, que veía pasar la vida desde la
ventana, extraños iban y venían por las calles de la ciudad, y ella les
sonreía sólo por cortesía, un día era igual a otro, infinitamente
creía, de repente una lágrima caía por sus mejillas, nadie la observaba,
nadie podía imaginar que llevaba el alma cargada de soledad.
A pesar de su agonía su alma aún tenía deseos de volar, aún con las
alas cansadas no dejaba de soñar, como suele soñar una mujer que
conserva en su pecho la ilusión de amar.
Así de repente una mañana:
Al despertar miró que caía del cielo una luz radiante, se acercó y
aquella luz que deslumbraba parecía un lucero, lo tomó en su mano con un
poco de miedo, pero la atracción fue tal que lo acerco a su pecho y
sintió que el corazón le latía de una manera diferente, era una
sensación realmente especial que al tener aquella luz tan cerca pensó
que aquello no podía ser más que un sueño; cerró los ojos un instante y
dejo escapar un suspiro, al abrirlos de nuevo el estaba ahí mirandola a
los ojos, un principe segun parecía. Un caballero que la estaba
invitando a bailar el mas hermoso Vals. (El Vals del amor).
Un poco desconfiada tembló antes de hablar, dudó de sus palabras,
pero finalmente le preguntó su nombre y su edad. La edad no es
importante porque los angeles no tienen edad, su nombre lo lleva
guardado como un secreto confidencial. La vida en un instante le cambió,
paso de gris a multicolor.
Un ángel que del cielo bajó para iluminar su alma de la oscuridad. Un
lucero que destelló como un diamante y en su corazón anidó.
En ese instante caminó dejando el miedo y las sombras detrás, tomados
de las manos los dos comenzarón a construir castillos de felicidad.
Algo en su interior le dijo, que aquellos instantes de felicidad
simplemente eran un regalo de Dios, y algo más, aquel ángel algún día se
tendría que marchar, no sin antes cumplir con el mandato que lo trajo
hasta ella.
Pero tanta felicidad, no podía haber existido para ella, más que en un sueño y de los sueños uno siempre despierta.
¿Que pasará mañana al salir el sol?
Y fué así que al despertar: Al principe no encontró. Volvió la
soledad pensó, pero en los labios lleva el dulzor de aquellos besos, y
en su corazón lleva el amor.
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