Más allá de lo imaginable hay un universo donde no existe el tiempo
ni la distancia, un conjunto de ciudades pobladas de palacios blancos
donde habitan arcángeles e innumerables seres celestiales.
Ahí todo es armonía, amor, felicidad, paz, sólo las almas blancas
pueden entrar en ese recinto que está custodiado por seres armados con
la espada de la verdad de la que emana una luz tan intensa que ciega y
sirve para identificar la maldad, la mentira, el rencor, en fin todos
los malos sentimientos y funciona como una especie de purificador,
dejando solo los sentimientos buenos como el amor.
Llegué hasta una puerta sin principio ni final, donde me recibió un ángel, no supe si era hombre o mujer, pues parece que no existe la diferencia de genero, de inmediato fui sometida a la espada de la verdad, y al terminar tuve la sensación de haberme quitado todos los años de encima, mi mente y mi cuerpo no podían recordar ningún tipo de dolor, ni sensación alguna de sufrimiento.
Llegué hasta una puerta sin principio ni final, donde me recibió un ángel, no supe si era hombre o mujer, pues parece que no existe la diferencia de genero, de inmediato fui sometida a la espada de la verdad, y al terminar tuve la sensación de haberme quitado todos los años de encima, mi mente y mi cuerpo no podían recordar ningún tipo de dolor, ni sensación alguna de sufrimiento.
Después de ese momento me sentí libre y al adentrarme en esa
dimensión hasta entonces nueva para mi, me di cuenta que todo es
transparente, como la verdad que nada oculta, las columnas de cristal
emiten una energía de destellos de amor que penetraron en mi ser. Por
los pasillos hay niños jugando alegres y sonrientes, niños que aun no
nacen en este planeta tierra.
Una gama de aves multicolor planean de un lado a otro emitiendo sus
delicados murmullos, ahí como ya lo dije todo es perfecto, reina un
paraíso de flores, las más hermosas con el perfume más sublime. Y sobre
todo se escucha una música de arpas que simplemente complementan la
armonía del lugar.
Caminé despacio admirando aquella majestuosidad, maravillada por
conocer algo tan divino, que quise quedarme a vivir en aquel lugar donde
no hay soles ni lunas sólo estrellas y se pueden tocar, igualmente no
existe la palabra imposible, ni la palabra desigualdad, ahí un sueño es
un deseo que se hace realidad.
Cuando miré aquellos inmensos jardines perfectamente adornados con
árboles frutales y rosales, tuve una extraña sensación, aunque no podía
creerlo, tuve miedo, sí, miedo de perder lo que en ese momento estaba
viviendo.
¿Miedo?… Pero se supone que la espada debería haberme quitado todo
sentimiento malo. Ese sentimiento había prevalecido a pesar de la
espada, entonces supe que por alguna extraña razón el miedo no fue
eliminado de mi.
Una voz interior me dijo que aún no estaba preparada para superar ese
sentimiento, mi cuerpo se inundó de un aire frío y aquel universo
comenzó a nublarse, así sin más, desaparecieron los jardines y todo se
volvió oscuro, se respiraba un oxigeno muy denso, una sensación macabra
heló aún más mi cuerpo, y fue tanto el miedo que comencé a llorar y
llorar cada vez más fuerte como una niña recién nacida y a sentir una
gran carencia de amor.
Busqué desesperadamente la salida, corrí sin saber hacía donde se
dirigían mis pasos lo único en que podía pensar era en regresar a los
palacios.Pero ya era demasiado tarde, pues estaba despertando del sueño, y volviendo a la realidad…
Dicen que cualquiera puede entrar en ese universo si tienes un alma pura como el cristal. Pero antes debes liberarte de todos tus miedos, para que no se interpongan a tu felicidad.
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